1. Amando hasta el extremo


🎧 PODCAST "Cantar y creer". Episodio 1. 
🙏 Para orar con la canción Amando hasta el extremo, te animo a leer previamente el texto del lavatorio de los pies (Jn 13, 1-15).


  • Jn 13, 1-15

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.  

Estaban cenando; ya el diablo había suscitado en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. 

Llegó a Simón Pedro, y este le dice: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?». 

Jesús le replicó: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde». 

Pedro le dice: «No me lavarás los pies jamás». 

Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». 

Simón Pedro le dice: «Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza». 

Jesús le dice: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos». 

Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios».

Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: 

«¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis». 


Déjame señor, mirarte bien por dentro

Entrar en tu corazón y dejarme seducir 

Y que aumenten mis deseos de querer ser como tú, 

conocerte internamente, amarte y seguirte más, 

apostar mi vida junto a ti.Déjame verte señor 

Amando hasta el extremo, dejándote la piel, 

entregando las entrañas, tus entrañas de mujer, 

en una toalla y un lebrillo, en un acariciar los pies,  

en un mirarnos hasta el fondo sin nada que reprochar  

y sin nada que pedir, y con tanto para dar.  

yo, el Maestro y el Señor, ya no puedo amaros más 

pues como el padre me ha amado así os he amado yo.   

 

Os dejo mi vida entera en este vino y este pan, 

este pan que soy yo mismo que me parto y que me doy. 

Mi deseo es que os améis de corazón. Yo también os quiero ver. 

Amando hasta el extremo, dejándoos la piel, 

entregando las entrañas como lo hace una mujer, 

en una toalla y un lebrillo, en un acariciar los pies, 

en un miraros hasta el fondo sin nada que reprochar 

Y sin nada que pedir y con tanto para dar. 

 

Sí, te doy todo lo que soy para que sigas amando. 

La lucha por la justicia entra en esta intimidad, 

que se llena de personas y rostros que acariciar, 

que me impulsa desde dentro a comprometerme más. 

Todos caben en tu corazón. Quiero seguirte, Señor, 

Amando hasta el extremo dejándome la piel 

Entregando las entrañas, mis entrañas de mujer 

En una toalla y un lebrillo, en un acariciar los pies 

En un miraros hasta el fondo sin nada que reprochar 

Y sin nada que pedir y con tanto para dar… 

Yo, el maestro y el Señor, ya no puedo amaros más,


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